Dr. Cabrera Campos Jesús Manuel1
“Es trágico, pero esta es la realidad –Este discurso es inmortal y absurdo, la realidad no es así y está así no porque ella quiera, ninguna realidad es dueña de sí misma; esta realidad está así porque está sirviendo a determinados intereses de poder. Nuestra lucha es por cambiar esta realidad y no acomodarnos en ella, no tengo ninguna duda en que más temprano de lo que muchos piensan los hombres y las mujeres del mundo van a reinventar maneras nuevas de pelear, que ni podemos imaginar ahora” Paulo Freire
Hablar de México, necesariamente, nos remonta a un origen lleno de costumbres y tradiciones, nos remite a lugares y épocas inmemoriales, a esplendor, magnitud y grandeza plasmadas en su arquitectura, su historia, su gente, sus leyendas y mitos.
Y es que el múltiple y diverso escenario geográfico de México ha permitido el desarrollo de una gran riqueza de conocimientos, tradiciones, y lenguas en nuestro territorio que reflejan nuestra riqueza natural. Esta diversidad nos ofrece una variedad de enfoques y opciones para el mejor conocimiento y uso de los recursos naturales y sociales con los que contamos.
Nuestro punto de partida debe ser el reconocimiento de la tradicional oral como una práctica que ha permitido a nuestro pueblo transmitir los conocimientos de nuestros antepasados a las generaciones de ahora. Aunque, lamentablemente, este proceso ha influido de manera decisiva en que muchas culturas regionales se vayan asimilando a la cultura nacional imperante y hayan tomado el español como lengua madre, perdiendo la suya propia; y con ello, perdiendo identidad. Con la pérdida de lenguas también se pierde el conocimiento local sobre el ambiente.
Es digno de reconocimiento el hecho de que en México se asentaron una gran cantidad de culturas, muchas de las cuales desarrollaron complejos conocimientos tanto en el área de la astronomía como en la de las matemáticas. Su cosmovisión ha tenido una influencia considerable en la vida diaria de las sociedades mexicanas.
Los restos arqueológicos de Olmecas, Mayas, Teotihuacanos, Toltecas, Zapotecas, Mixtecas, Aztecas, Purépechas y de muchas otras culturas se encuentran ampliamente distribuidos en el país.
Actualmente, 12.4 millones de mexicanos (13%) tienen ascendencia indígena y se distribuyen en alrededor de 80 pueblos indígenas: Aguacatecos, Amuzgos, Cahítas, Cakchiqueles, Chatinos, Chiapanecos, Chicomuceltecos, Chichimecas jonaz, Chinantecos, Chochos, Choles, Chontales de Oaxaca y Tabasco, Chujes, Cochimies, Coras, Cucapas, Cuicatecos, Guarijíos, Huastecos de San Luís Potosí y Veracruz, Huaves, Huicholes, Ixcatecos, Ixiles, Jacaltecos, Kanjobal, Kekchi, Kikapúes, Kiliwas, Lacandones, Mames, Matlatzincas, Mayas, Mayos, Mazahuas, Mazatecos, Mecos, Mexicaneros, Mixes, Mixtecos, Mochos, Nahuas de Guerrero, Veracruz, Milpa Alta, Morelos, y de Puebla, Otomíes del Estado de México y de Hidalgo, Paipais, Pames de Querétaro y de San Luís Potosí, Pápagos, Pimas, Popolucas, Purépechas, Quiches, Seris, Soltecos, Tarahumaras o Rarámuris, Tepehuas, Tepehuanes del Norte y del Sur, Tlapanecos, Tojolabales, Totonacas, Triquis, Tzotziles y Tzeltales, Yaquis, Yunas, Zapotecos del Istmo, de Sierra Norte y de los Valles Centrales y Zoques (Octubre, 2019) Recuperado de la página web https://www.biodiversidad.gob.mx/pais/riquezacul.html.
Al respecto, podemos afirmar que, alrededor de 300,000 km2 de nuestro país (lo que representa un aproximado del 15% del territorio nacional) son de posesión indígena. La gran mayoría de ellos vive en 4,374 ejidos y 1,258 comunidades (pueblos indígenas de México). Algunos pocos poseen territorios privados. El 90% de la población indígena habita en zonas con selvas y bosques. El 60% de las áreas terrestres prioritarias seleccionadas, están en territorio indígena.
Se estima que actualmente hay alrededor de 7,000 lenguas en los cinco continentes. El 97% de la población utiliza 250 lenguas mientras que el 3% utiliza el resto. El 50% de las lenguas del mundo corre peligro de desaparecer. La mitad de las lenguas del mundo se concentra en ocho países: Papúa Nueva Guinea (820), Indonesia (742), Nigeria (516), India (427), México (297), Camerún (280), Australia (275) y China (241). Etnologue. (Octubre, 2019) Recuperado de la página web https://www.biodiversidad.gob.mx/pais/riquezacul.html.
De acuerdo al Catálogo de Lenguas Indígenas Nacionales del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas en México se reconocen 364 variantes de 68 agrupaciones en 11 familias lingüísticas, esto definitivamente es digno de presumir y ello nos da cuenta de que México es un país lleno de culturas.
Según datos oficiales, en nuestro país existen 69 lenguas oficiales; 68 indígenas y el español. Las diez lenguas indígenas más habladas en México en la actualidad son: náhuatl, chol, totonaca, mazateco, mixteco, zapoteco, otomí, tzotzil, tzeltal y maya. Existen otras 40 lenguas indígenas que se hablan en nuestro país, las cuales están a punto de desaparecer debido a que quedan muy pocos hablantes, por ejemplo, las lenguas paipai, kumiai y cucapá.

La lengua maya se considera una de las más antiguas de México y tiene un registro escrito desde el año 200 d.C. Existen más de 800 mil personas en el país que aún lo hablan y es la segunda lengua más importante después del náhuatl, hablado por más de un millón de personas.
En estos tiempos, marcados por un mundo inmerso en procesos de globalización en todos los sectores de la vida social, la educación no escapa a esta tendencia, por ello podemos asegurar que en nuestros días urge una educación de calidad, acorde a las necesidades reales de los contextos inmediatos en donde se encuentra la escuela; y, necesariamente, un con un alto grado de equidad. Otorgando más a quienes más lo necesitan, privilegiando así a las comunidades indígenas, a las poblaciones afrodescendientes y a las escuelas ubicadas en las zonas más marginadas de nuestro país.
Esta situación exige, por otro lado, un profesorado con una constante actitud de innovación en su actividad diaria en el salón de clase y con un alto sentido humano, pero sobre todo con un profundo amor a lo que realiza. Para ello, el profesorado, habrá de poner en juego un sinfín de elementos y recursos necesarios que le permitan, partiendo de una reflexión sobre su propia práctica docente, descubrir y mejorar las necesidades formativas que de ella se deriven, desarrollando con ello, una cultura profesional de docente en mejora continua.
Ante tal situación, resulta imprescindible el reconocimiento de la enorme importancia que reviste que el profesorado esté bien formado y actualizado mediante las mejoras en sus prácticas pedagógicas y en los procesos de enseñanza – aprendizaje esto con el objetivo de que los resultados se vislumbren en el éxito académico de sus estudiantes, más aún en las comunidades más apartadas de la geografía de nuestro país y, en especial, en las zonas indígenas. Para ello, será menester que el profesorado que labore en dichos espacios sienta un alto grado de pertenencia a la escuela y la comunidad, que sea parte de ellos, para que se sienta parte del problema y, al mismo tiempo, parte de la solución.
La diversidad cultural no suele ser por sí misma objeto de atención en las políticas educativas, excepto cuando grupos particulares disponen de capacidad económica y respaldo político, como ocurre con la educación privada para jóvenes de ascendencia cultural extranjera, abierta también a los nacionales (Serrano Ruiz, 1998, pág. 20).
Sin lugar a dudas, una alta dosis de profesionalismo, es un requerimiento indispensable para ejercer la docencia, más aún en sitios apartados, donde las carencias aún son mayores y donde, paradójicamente, los docentes suelen ser menos comprometidos con su trabajo. Por tanto, se deben de implementar una serie de acciones que permitan darse cuenta con exactitud de la permanencia de los profesores en sus escuelas y una evaluación permanente del trabajo que están realizando.
Sin temor a equivocarnos, son muchos los retos que en nuestra sociedad es necesario afrontar, más aún en temas relacionados con la educación pluricultural, puesto que este se puede considerar un tema pendiente en nuestra actual estructura social. Esta situación de precariedad nos demuestra que estamos frente a una cuestión fundamental, no ya desde una perspectiva pedagógica sino simplemente humana.
…se trata de aprender a vivir juntos conociendo mejor a los demás, su historia, sus tradiciones y su espiritualidad y, a partir de ahí, crear un espíritu nuevo que impulse la realización de proyectos comunes o la solución inteligente y pacífica de los inevitables conflictos, gracias justamente a esta comprensión de que las relaciones de interdependencia son cada vez mayores y a un análisis compartido de los riesgos y retos del futuro. Una utopía, pensarán, pero una utopía necesaria… (Delors, 1994, pág. 16)
Bajo este precepto podemos afirmar que uno de los retos primordiales es el educar a la sociedad del ahora bajo la idea de ser ciudadanos de un mundo, el aprender a vivir y convivir en la diversidad y con una serie de valores afines que nos permitan ver la riqueza que se tiene desde la diferencia, promoviendo siempre los derechos humanos y comprendiendo las relaciones de interdependencia que tenemos los unos con los otros, para poder asumir con mayor compromiso los retos que nos depara el futuro.
La diversidad está presente a nuestro alrededor, cada individuo es único e irrepetible por lo que la diversidad de la que hablamos se encuentra presente en cada uno de nosotros. Esta diversidad se ha hecho más visible en los últimos años en el ámbito escolar, tenido como factor primordial a la inmigración.
El profesorado tiene el deber y la obligación de que todo el alumnado perteneciente a una comunidad escolar, aprenda junto; independientemente de sus características personales, sociales o culturales.
Es imprescindible, en estos momentos formar parte de una escuela que haga efectivo el derecho a la educación, a la igualdad de oportunidades y a la participación de toda la comunidad educativa, una escuela que no discrimine ni margine a ningún sector de la población, sino que se caracterice por la convivencia en igualdad y diversidad.
La diversidad es una característica intrínseca de los grupos humanos, como ya se ha comentado con anterioridad, cada individuo posee una serie de características propias que lo distinguen de los demás, haciéndolo único e irrepetible; por lo que podemos deducir que la diversidad es un hecho diferencial de cada individuo. Si trasladásemos esta visión a la escuela, teniendo presente que la educación es un derecho básico, de carácter obligatorio, recogido desde los preceptos históricos y filosóficos de nuestra Constitución, debemos entender como responsabilidad conjunta el hacernos cargo de que este derecho sea recibido por todos los ciudadanos, independientemente de las circunstancias personales de cada uno.
Referencias Bibliográficas:
- Biodiversidad Mexicana https://www.biodiversidad.gob.mx/pais/riquezacul.html
- Delors, J. (1994). La educación encierra un gran tesoro. Informe a la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo XXI. ONU.
- Serrano Ruiz, J. (1998). El papel del maestro en la educación intercultural bilingue. Revista Iberoamericana de Educación: Educación, lenguas y culturas(17).
Datos de Autor
- Doctor en Desarrollo Educativo con Énfasis en Formación de Profesores por la UPN 161. Maestro de Educación Primaria SEP zona escolar 228, sector 45 de primarias.
Contacto: [email protected] ↩︎
Recibido: 7 de abril de 2025
Aceptado: 28 de abril de 2025